viernes, 13 de febrero de 2015

BIG ONE. CAP 5.

El curso fué avanzando, los tres mosqueteros y yo no volvimos a hablar. Hasan, mi compañero de pupitre, viendo mi manifiesta incomodidad, tampoco me volvió a comentar nada del tema. Bueno, de hecho los mosqueteros no eran tres, eran cuatro, muchas veces se les unía un chaval más pequeño, muy retraído.
"Es el hermano pequeño de Mendoza" me contó Hasan " no es tonto, tiene una especie de autismo, lo tiene muy protegido" concluyó adelantándose a mis preguntas.
Llegó el verano, mi primer verano sin vacaciones, Mis padres se habían vendido también su apartamento en Begur, donde yo me reunía con todos mis amigos del Liceo en mis largos veranos en la Costa Brava. Yo encontré un trabajo en el Viena que habían inaugurado en Manresa. Mi padre me acarició cuando le dije que trabajaría durante mis vacaciones. El tampoco tendría vacaciones, levantar la empresa no era tarea fácil y había puesto todo su empeño en el nuevo proyecto de Sallent. De alguna manera le servía también para olvidar el pasado que parecía ya muy lejano, como de una época que ya no volvería.
Aquella tarde de aquel día de finales de Agosto el restaurante estaba muy tranquilo. Yo estaba absorto en mis pensamientos, ciertamente no había digerido aún el duelo de aquella situación que me seguía pareciendo totalmente irreal ¿Qué hacía yo en Manresa? ¡Por Dios! ni los wats de mis amigos de Barcelona me consolaban. Dejé de mirar por la ventana y me concentré en atender los siguientes clientes que se acercaban con sus bandejas llenas.

- Hola novato. Me saludó uno de ellos con una media sonrisa.

Mi cara de sorpresa era indisimulable y eso le encantó a Mendoza.

- ¿Que tal Fran, como va el verano? me preguntó Hasan intentando quitar hierro al asunto. Héctor, siempre serio, parecía también querer esbozar una sonrisa.

- Aquí trabajando. Esta todo ¿queréis alguna cosa más? pregunté intentando mostrar neutralidad.

- Hombre querer, querer... Dijo Mendoza.

La verdad es que este tío me ponía nervioso, me imponía, y él lo sabía y le gustaba.

- Ya sabes lo que quiero de tí novato.

- Ya,ya. contesté lacónicamente.

- Estamos preparando una entrada especial en tu barrio. Un B1.

- ¿Un B1? pregunté.

- Sí, un big one. Contestó Hasan.

- Carai. Contesté sin ninguna emoción.

El tal Mendoza y sus aventuras me estaban poniendo auténticamente enfermo ¿Porqué no me dejaba en paz?
Después de pagar se sentaron en una de las mesas del rincón y empezaron a sacar sus planos y papeles. No había nadie más en el local, acabé de limpiar el mostrador, cerré la caja y me acerqué a ellos sin saber muy bien porqué. A lo mejor para acabar con todo aquel rollo de una vez.

- ¿Y bien? Soy todo oídos.

Hasan me miró sorprendido mientras Mendoza sonreía sin levantar la cabeza del plano.

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