jueves, 30 de abril de 2015

BIG ONE. CAP 16

Me senté en un rincón de la sala que constituía la zona cero, me quité la gorra con alivio, era una noche calurosa, ya había anochecido completamente, desde el ventanal se veía a lo lejos las luces de la calle ¡lo que hubiera dado por estar fuera! Cogí una barrita energética y empecé a comer.

- No gastes las provisiones novato, la noche va a ser larga. Me dijo Mendoza intentando sacarme de mi ensimismamiento y recuperarme para el grupo. El sabía que escondiéndome la muerte del vagabundo de alguna manera me había engañado. Yo ni respondí. Héctor siguió comentando la jugada.

- Está claro que protegen el edificio porque contiene algo valioso, algo importante. Tenemos una noche para descubrir qué es.

- Y donde está - dijo Hasan- porque hasta ahora no hemos visto más que sitios vacíos.

- Realmente parece como si hubiesen detenido la construcción del hospital para dedicarlo a algo mejor, algo más importante para ellos.

- ¿Ellos, quienes? -pregunté yo explotando- ¡Sabéis, sois una pandilla de putos paranoicos!

- Sabiendo lo que hay aquí seguramente descubriremos a quien le puede interesar Fran. Me dijo Hasan suavemente en un evidente intento de rebajar mi enfado.

- Yo tengo claro donde tenemos que mirar. Dijo Héctor.

- En el bunker. Dijo Mendoza. Héctor asintió con la cabeza.

- Tenemos que encontrar la manera de bajar a los niveles subterráneos. Dijo Héctor.

- Quince minutos para descansar, ordenar las cosas, beber algo y nos vamos- ordenó Mendoza con voz de intendencia- Héctor ven, tenemos que hablar.

domingo, 26 de abril de 2015

BIG ONE. CAP 15

- Los ascensores no pueden ser, no funcionan. Dijo Mendoza pulsando la botonera.

Yo no entendía nada.

- Hay una cámara. Dijo Hasan señalando un objeto semiesférico que se adivinaba en el techo.

- No, procede del exterior. Dijo Héctor, allí inmóvil como un tótem y con los ojos cerrados.

Nos dimos la vuelta, vimos como unos haces rojizos, casi imperceptible para la vista iban atravesando el espacio exterior de lado a lado de la pared.

- De allí salen. Dijo Hasan señalando unos orificios agrupados repartidos por la pared.

La imagen era irreal.

- ¿Son defensivos? Preguntó Mendoza.

- No pero crean un campo magnético muy fuerte y seguramente están alrededor de todo el edificio. Dijo Héctor.

- Por eso murió el vagabundo. Dijo Hasan.

- ¿Quién murió? Pregunté yo.

- Sí Hasan -contestó Héctor sin reparar en mi estupor- un campo magnético de tal magnitud puede ser insoportable para una persona delicada del corazón. Recuerda que atribuyeron su muerte a una parada cardíaca y no a un accidente.

- ¡Me lo podíais haber dicho! Dije yo con un enojo evidente.

- ¿Decirte qué? Respondió Mendoza sin dejar de mirar el espectáculo.

- ¡Lo del mendigo!

- Salió en el periódico local novato pero claro, tu tienes la cabeza en pijolandia. Dijo Mendoza sin duda ya harto de mis reclamaciones.

- Por eso nos interesó este B1 Fran -dijo Hasan- una muerte siempre encierra algún misterio.

- No te estreses novato- dijo Mendoza- seguro que el láser sólo funciona de noche. Volvamos a la zona cero.

Atravesando el pasillo mi enfado iba en aumento. No podía dejar de repetirme que tenía que haber hecho caso a mi sentido común desde el principio, el mismo que ahora y de manera evidente me repetía que algo iba mal, muy mal.
Llegamos a la zona cero, contrariamente a lo que podía esperar el trío de mosqueteros discutían apasionadamente sobre el posible origen del láser. Sus ojos brillaban de excitación, no había miedo por ninguna parte, de alguna manera habían encontrado el elemento morboso activador que les permitía poner en marcha su imaginación una vez más.
Como quien toma la dosis de su droga.

domingo, 19 de abril de 2015

BIG ONE. CAP 14

Justo detrás nuestro había un pasillo que se adentraba en el edificio. Al final del mismo encontramos la puerta de la escalera. Empezamos a subir en una lenta y silenciosa profesión. De vez en cuando Mendoza detenía el grupo y se separaba intentando escuchar alguna cosa. No se oía ni un alma. Al llegar al segundo piso una pared recia impedía seguir hasta arriba.

- Hasta aquí hemos llegado. Dijo Mendoza, y orientó la linterna hacia la puerta que se abrió sin dificultad.

Entramos en un corto pasillo con unos amplios ventanales, reconocí el lugar, estábamos en la base de la "U". Hasan apagó su linterna y se acercó al ventanal.

- Mira Mendoza, la tercera rama se hunde. Dijo mirando hacia abajo.

- Ya veo, un auténtico bunker. Dijo mirando el techo de la prolongación extra que partía de la parte inferior del edificio.

Al doblar la esquina hacia la derecha apareció un largo pasillo. Empezamos a caminar tranquilamente, era una planta de habitaciones, llamaba la atención que todo estaba preparado para su funcionamiento, las habitaciones estaban completas: lavabos, tomas de oxígeno y las camas cubiertas con un plástico a punto de estrenar. Llegamos a la mitad del recorrido, allí estaba el mostrador del control de enfermería, detrás la zona de medicación y despachos con amplios ventanales hacia la parte anterior del edificio, a fuera aún no se había hecho de noche completamente. Por detrás había un pasillo paralelo, lo seguimos, se veían puertas de despachos y un almacén, al final llegamos a una zona con ascensores que terminaba en una pared también blanca, la que separaba la parte nueva de la antigua del hospital. Mendoza se paró mientras miraba al exterior.

- Está bien esta zona pero estamos demasiado elevados, vayamos a la planta inferior.

Volvimos al puesto de control y terminamos de andar el resto de pasillo hasta el otro extremo, al final había una sala muy amplia con ventanas que daban directamente a la calle, ya se habían encendido las luces, se veía la gente y los coches circular pausadamente, me preguntaba si alguien reparaba en nosotros ¡estábamos tan cerca y a la vez tan lejos! Como era de esperar encontramos una escalera gemela a la que habíamos subido, llegamos al piso de abajo y otro largo pasillo con habitaciones se abrió ante nosotros y al control, de estructura idéntica al piso de arriba y con el mismo pasillo interior. Desde el ventanal se veía el techo del hall de entrada y la zona ajardinada a medio terminar de la parte anterior del hospital. A lo lejos otra vez la calle. La oscuridad interna daba al exterior una gran claridad.

- Creo que sería una bona zona cero. Dije yo adelantándome al pensamiento de mis compañeros.

- El novato tiene razón, desde aquí dominamos el exterior, podemos bajar y subir sin dificultad y estamos justo sobre la entrada principal, y además no hay cámaras. Dijo Héctor.

- Y nadie nos verá. Remató Hasan quitándose la gorra un momento.

- Bien por tí Fran - dijo Mendoza sonriendo- dejaremos las cosas aquí, nos sentaremos, reposaremos y haremos planes para esta noche.

- ¿Qué os parece si vamos también hasta el final del pasillo? Dijo Héctor enfocando la linterna hacia el estrecho y oscuro pasillo interior.

Sin decir nada dejamos las bolsas que ya empezaban a ser molestas y seguimos el pasillo que, igual que el de arriba, conducía hasta la zona divisoria del edificio, con los ascensores y la pared blanca.

- Noto algo muy fuerte. Dijo Héctor rompiendo el silencio reinante.

viernes, 10 de abril de 2015

BIG ONE. CAP 13

Mendoza advirtió mi cara de satisfacción, se acercó a mi lado y poniendo su mano sobre mi hombro se dirigió al resto del grupo.

- Tenemos un par de horas como mucho para explorar el edificio y establecer la zona cero.

- ¿La zona cero? Pregunté yo.

- Sí -dijo Hasan- el punto de encuentro, el campamento base, el sitio donde tendremos nuestras cosas, donde descansaremos y donde nos podremos encontrar porque todos sabremos donde está.

- ¿No iremos todos juntos siempre? Pregunté yo preocupado.

- No necesariamente Fran. Cuando localicemos la zona cero podremos dividirnos en dos equipos. Lo que es seguro es que no estarás nunca sólo, no te preocupes. Dijo Héctor con su voz grave y tranquila.

- Propongo que busquemos las escaleras, subamos hasta arriba y vayamos bajando planta por planta. Dijo Mendoza.

- Buena idea, así podremos explorar las zonas cercanas a las ventanas antes de que aochezca del todo y sin tener que abrir las linternas, necesito ver el exterior para tener referencias. Dijo Hasan.

- ¡A qué esperamos! Contesté yo decididamente.

Los tres mosqueteros se pusieron a reír ante mi inesperada determinación. Fue la primera vez que vi a Héctor hacerlo.

viernes, 3 de abril de 2015

BIG ONE. CAP 12

Llegué a la carrera a la rotonda que había delante del convento de santa Clara. Allí estaban todos, con la misma excitación en la cara que debía traer yo.

- Vamos, no hay tiempo que perder. Dijo Mendoza poniendo el grupo en movimiento sin dejarme ni saludar.

Yo seguïa al grupo, que se movía a la marcha con firmeza militar, en el último lugar. Llegamos al final del edificio, no se veía nadien en la calle ni en los balcones. Hasan trepó por el muro negro que separaba el edificio de la calle y después por la valla, se veía que no era la primera vez que lo hacía. Su figura, con el ropaje oscuro, aún se adivinaba más delgada.

- ¡Vamos, vamos! Gritó de manera sorda desde lo alto de la valla.

Poco a poco fueron subiendo el resto del grupo. Yo llegué resoplando y con un poco de dificultad. Hasan esperaba para darme la mano.

- Venga novato. Me dijo dándome una palmadita en la espalda.

Llegamos a un patio de tierra con materiales abandonados de la obra. Hasan tenía razón, allí ya nadie nos podía ver desde la calle. Héctor y Mendoza empezaron a mover la bastida poniéndola debajo de la plataforma. Hasan subió de un salto, sacó una cuerda de su mochila y la pasó por la barandilla, comprobó si era segura y en un momento trepó hasta la plataforma, le siguió Héctor que al llegar arriba empezó a analizar la puerta. Mendoza me empujó hacia delante invitándome a subir el siguiente. Todos protegían al novato. Allí empecé a ver que no eran tan inconscientes como parecían.
Ya arriba ví como Héctor sacaba una pieza cuadrada de la mochila de Hasan, la movía por el centro liso de las puertas hasta que sonó un ruido metálico como un "clac", empujó con fuerza y las puertas se entreabrieron, Mendoza se giró con evidente cara de satisfacción.

- Son simples puertas provisionales con mecanismo anti-incendios, ningún problema. Dijo Héctor.

- Nada se resiste a un buen imán. Comentó Hasan a mi lado.

Entramos en un pasillo de paredes blancas que por la derecha se terminaba a unos quince metros.

- No podemos acceder a todo el edificio, probablemente la parte posterior está aún sin obrar. me comentó Hasan en voza baja.

- Las linternas preparadas señores, y pónganse las gorras. Ordenó Mendoza.

Abrí la mia y enfoqué hacia delante. Hasan me cogió de la muñeca.

- Enfoca siempre al suelo, hacía delante sólo cuando haga falta y nunca hacia arriba. Me dijo soltándome suavemente.

- Oye Hasan. ¿Porqué llevamos gorra?

- Por las cámaras novato, están siempre en el techo. Dijo sonriéndome.

¡Joder con el comando!
Seguimos unos metros, el edificio se veía prácticamente acabado, con las puertas, los cristales y las luces colocadas. Al final del pasillo Mendoza empujó una puerta anti-incendio gruesa y pesada, llegamos a un gran hall, sin duda el de la entrada principal. había algunos muebles - un mostrador, sillones, mesitas- que se habían quedado allí sin desembalar, esperando una inauguración que no se produciría. Por unas amplias escaleras bajamos a la zona inferior, delante nuestro un gran ventanal nos mostraba la calle desde donde habíamos partido.

- Apaguen las linternas. Dijo Mendoza con solemnidad.

Apagamos las linternas, por los ventanales entraba filtrada la luz de la tarde otoñal dándole a todo un aspecto irreal, casi mágico.
En aquel momento yo empecé a entender.