domingo, 31 de mayo de 2015

BIG ONE. CAP 20

Llegamos a la escalera y empezamos a subir, al llegar al nivel de la planta -1 Hasan miró por el ojo de buey de la puerta de la escalera y sin decir nada entró. Yo me quedé esperando hasta que volvió. Había perdido su tranquilidad proverbial otra vez.

- Entra Fran tengo que hacer una comprobación. Dijo abriendo bruscamente la puerta.

- ¿Qué pasa? Pregunté asustado mientras intentaba alcanzarle

- Algo acojonantemente raro y que no me cuadra.

Atravesamos corriendo el pasillo y a través de la última puerta volvimos a acceder a la parte baja del hall. Todo estaba anormalmente oscuro.

- Me lo temía.

- ¿Qué pasa Hasan?

- Mira a fuera. Dijo parándose en el hall.

Era una sensación rarísima, las luces del exterior iban desapareciendo lenta pero inexorablemente como si una capa de oscuridad cayese del cielo sobre el amplio ventanal de la entrada del edificio.

- Vamos Fran, tenemos que encontrar a los demás. Me dijo tirando bruscamente de mi brazo.

viernes, 22 de mayo de 2015

BIG ONE. CAP 19

Estaba sentado en su butaca preferida, sólo, allí con la copa de coñac gran reserva en su mano, en el salón de la amplia casa a las afueras de Manresa. Las puertas que daban al jardín con piscina estaban abiertas de par en par, había sido un día caluroso y unos meses duros. Aida, su ópera preferida, llenaba el ambiente. Un leve ruido procedente de un móvil negro rompió la paz del momento.

- ¿Sí?

- Hola jefe soy yo. Perdone las molestias.

- Queda perdonado ¿Qué hay?

- Alguien ha entrado.

- ¿Alguien?

- Bueno, concretamente cuatro.

- ¿Por dónde?

- Por la puerta de atrás, la del patio de obras.

- ¿No la habíais clausurado?

- Aún no, la utilizábamos para los residuos, pero estaba cerrada.

- ¿Con el láser?

- No, aún era muy temprano, antes de las nueve.

La magia del momento se había desvanecido. Dejó el coñac sobre la mesita, bajó el volumen y volvió a coger el teléfono después de un leve suspiro.

- Pues vaya mierda ¿Los habéis identificado?

- No jefe, llevan gorras y evitan enfocar las linternas donde no deben. No son tontos.

- ¿Espías?

- No creo, parecen muy jóvenes y no han tocado nada excepto...

- ¿Excepto qué?

- Cogieron un transmisor, ha sido la señal que nos ha puesto en alerta, lo demás estaba aún desconectado para no afectar la sensibilización.

Se hizo un breve silencio.

- ¿Tenemos unidades dentro?

- Sí jefe, estaban a punto de salir ¿Está pensando en activarlas en el mismo edificio?

- Puede.

- Pues necesitaremos un alfa.

- Sin duda pero no será fácil.

- Desde luego.

Se hizo otro breve silencio. El otro lado del teléfono esperaba.

- Oye, de momento aislalos. ya veremos que hacemos.

- A la orden.

- Tenme informado.

- Así lo haré jefe, estamos en contacto.

Volvió a coger la copa, tomó un sorbo y se lo iba paseando por la boca mientras el gran reserva iba liberando todos sus gustos y aromas "Ahora que ya habíamos acabado" pensó para sí " pero quien sabe, a lo mejor esta es la mejor manera de probarlos" pensó tragándose el coñac lentamente.

jueves, 14 de mayo de 2015

BIG ONE. CAP 18

- Nos dividiremos en dos grupos y cada uno bajará por una de las escaleras. Ordenó Mendoza.

Ahí se me volvió a acabar la paz. Nos íbamos a sumergir en la parte oscura del edificio. A donde Hasan y yo, el día de la inspección, convenimos que no sería agradable ir. Allí casi no habían ventanas ni nada que te relacionase con el mundo exterior.

- Bajareis por el lado posterior y mirareis lo que hay en el -1 y -2. Héctor y yo iremos hasta abajo del todo. Dijo Mendoza dirigiéndose a Hasan y a mí.

- ¿Cómo sabes cuantas plantas hay Mendoza? pregunté yo con retintín.

- Porqué están anunciadas en el hall de entrada novato. Dijo de manera seca y cortante.

Touché. pensé yo. No acertaba ni una. Finalmente entendí que mejor callado.

- Vamos. Dijo Hasan cogiéndome del brazo y pensando sin duda que un poco de acción sería la mejor medicina para mi creciente ansiedad. Mi mal rollo era más que evidente.

Fuimos hasta el final del pasillo y empezamos a bajar las escaleras hacia lo desconocido del edificio. Curiosamente estaba más tranquilo. Seguramente sin la presencia de Héctor y Mendoza me encontraba menos intimidado. La verdad es que no había valorado lo suficiente a mi compañero de exploración, pero también de pupitre, que no me había fallado ni una vez desde que había llegado a Manresa. Hasan era un chico callado, algo tímido pero sin duda muy inteligente y mi mejor amigo.
Llegamos a la planta -1.

- Entremos. Dijo Hasan empujando la puerta que se abrió sin dificultad.

Llegamos al otro lado del pasillo. A la izquierda unas pequeñas ventanas daban al exterior de la zona posterior. Hasan se paró dubitativo.

- Aquí tendría que haber una puerta. Dijo recordando sin duda la inspección exterior que habíamos hecho días antes.

Seguimos adelante y abrimos la primera puerta. Ante nosotros apareció una amplia sala con sillas en medio y puertas laterales.

- Adelante. Dijo Hasan.

Parecía la zona del hospital destinada a consultas. Abrimos alguna de las puertas, eran efectivamente despachos de consulta médica, algunos incluso con las mesas y armarios. Llegamos al final de la larga sala, aunque de nuevo unos ventanales nos ponían en contacto con el exterior, el silencio y el gran espacio vacío eran sobrecogedores. Seguimos lateralmente y llegamos a otro bloque de consultas, con sillas en el centro y muchas puertas en los laterales y al final la zona de recepción que comunicaba con el hall de entrada por una escalera. me alegró volver a ver los ventanales del principio. Tener contacto con el exterior en cierta manera me aliviaba. Regresamos al pasillo inicial atravesando una gran puerta anti-incendio con una ventana ojo de buey en el centro.

- Aquí no parece haber nada. Dije yo. Hasan asintió.

- Vayamos abajo. Dijo.

Entramos en la planta -2 sin dificultad. En el pasillo ya no habían ventanas como en el -1. A la derecha del pasillo se repetían las puertas anti-incendio con un ojo de buey en el centro. Los diversos bloques tenían un cierto aire de pecera. Entramos en uno. Había un control central y boxes en los laterales equipados incluso con las camillas.

- Urgencias. Dijo Hasan.

Los boxes estaban cerrados con  puertas correderas. A diferencia de los otros sitios donde habíamos estado aquí había una sensación de presencia humana reciente. Se veían objetos sobre las mesas.

- Mira. Dijo Hasan. En los cubos de basura habían restos de gasas y material médico utilizado.

Abrimos la puerta de uno de los boxes. La camilla estaba torcida y sobre la misma  sábanas  arrugadas. Nos miramos y cerramos la puerta del box. Un escalofrío me recorrió la espalda, ya no era el edificio abandonado e inerte del principio.

- Volvamos al pasillo. Dijo Hasan con cara de preocupación. A mi tampoco me quedaban ganas de seguir inspeccionando boxes.

Llegamos al final del pasillo, una puerta bloqueaba la salida al exterior de urgencias donde se veía el parquing de ambulancias por el ojo de buey. Entramos en una sala que parecía la recepción, dentro había un pequeño despacho con un armario con un rótulo de "material de urgencias" en el centro. Lo abrí.

- ¡Mira Hasan! Dije al verlo aparecer por la puerta.

- ¡No lo toques! Gritó de una manera anormalmente excitada en él al verme con el transmisor en la mano.

Volví a dejarlo en el cargador del armario donde habían 4 más junto a bolsas y armillas reflectantes.

- Que has hecho Fran ¡No ves que nos pueden localizar!

- Pero si no lo he encendido.

- No hace falta. Dijo Hasan mostrándome el punto rojo y brillante en la base de los transmisores.

- No sé Hasan, creo que exageras, además unos walkis nos irían de perlas para comunicarnos.

- No. Los dejaremos aquí. Toda precaución es poca. No confíes en lo que parece demasiado fácil Fran.

"Gran lección, sí señor" pensé yo. Si salgo de aquí habré aprendido algunas cosas nada desdeñables para sobrevivir en el mundo exterior.

- Esto sí nos puede ser útil. Dijo Hasan ojeando un dossier que estaba sobre la mesa.

- ¿Qué es?

- Los planos del edificio. Dijo mientras los ponía en su mochila.

- Vámonos Fran ya hemos visto suficiente.

viernes, 8 de mayo de 2015

BIG ONE. CAP 17

Hasan se sentó junto a mí.

- ¡Me lo tenías que haber dicho Hasan! Le recriminé.

- ¿Y hubieses venido?

- ¡Claro que no!

- Pues...

- Pero ¿porqué tenía que venir?

- Mendoza insistió mucho.

- ¿Porqué, porqué? Volví a insistir.

- No lo sé Fran, creo que era una manera de demostrarte su aprecio.

- ¿Aprecio?

- Sí Fran, Mendoza te aprecia, no me preguntes más porqué. Sabes, mucha gente nos ha pedido venir en nuestras expediciones y Mendoza siempre ha dicho que no. De hecho te ha aguantado muchas más cosas de las que suele tolerar.

- Así que el gran jefe me aprecia. Dije con una media sonrisa.

- Sí Fran y no te rías. Cuando le dije lo de tu móvil se puso en marcha sin dudar un momento y no paró hasta encontrarlo.

- ¡Carai!

- La situación aquí no es muy agradable Fran y lo entiendo pero debes confiar. Hemos salido de pollos peores créeme.

- Está bien, me tranquilizaré. Otra cosa ¿qué es eso de "siento algo muy fuerte"?

- ¡Ah! lo de Héctor.

- Sí lo de Héctor.

- Es electrosensible.

- ¿Electro qué?

- Electrosensible. Es capaz de captar campos magnéticos.

- No me lo creo.

- Pues créetelo.

- Eso no existe.

- Pues vale no existe.

Nos quedamos unos segundo en silencio que aproveché para beber un sorbo. No paraba de ir de sorpresa en sorpresa.

- ¿Y eso? Pregunté finalmente.

- Es una larga historia. Dijo Hasan después de beber también.

- Se acabó la conversación chicos - dijo Mendoza que hasta el momento había estado planeando la estrategia con Héctor- nos vamos abajo.