jueves, 23 de julio de 2015

BIG ONE CAP 27

Sonó el móvil blanco que estaba en la mesita.

- ¿Diga?

- Buenas noches y perdone las molestias. Soy Marcos Salcedo, el jefe de la guardia de hoy.

- No se preocupe doctor Salcedo ¿Dígame, qué hay?

- La supervisora de noche me ha comentado que ha visto salir un paciente de la unidad 7.

- ¿Está seguro doctor Salcedo?

- No, yo no lo he visto personalmente pero me ha parecido que era suficientemente importante para molestarle señor director. Dijo con voz cada vez más insegura.

- ¿Sabe ya dónde está o donde ha ido?

- No señor director, cuando llegó a la primera planta lo perdieron.

Hubo un momento de silencio.

- ¿Ha llamado a seguridad?

- Err no señor ¿debíamos de hacerlo? Preguntó el doctor Salcedo dando ya muestras de creciente preocupación.

- No,no. Déjelo doctor ya me encargo yo de todo. Si necesito algo le llamaré.

- De acuerdo señor director y perdone de nuevo.

- No hay nada que perdonar. Bien hecho doctor y una cosa más...

- Dígame.

- Discreción por favor.

- No se preocupe señor director.

- Discreción total doctor Salcedo, no la jodamos.

- Entendido señor, hablaré con las enfermeras.

- A eso me refería. Buenas noches.

- Buenas noches señor director.

Colgó el teléfono. Lo dejó al lado del negro, se acomodó en el sillón y volvió a coger la copa de gran reserva. Ingresar los alfa en el antiguo hospital no fue una idea brillante y tenía sus peajes pero hacerlo en un edificio oficialmente vacío aún hubiera sido peor.
Pero no todo iba mal, sin duda alfa ya estaba casi en posición.

jueves, 16 de julio de 2015

BIG ONE. CAP 26

- Seguidnos. Dijo Héctor enfilando de nuevo el pasillo hacia las escaleras anteriores.

- ¿Os habéis asegurado de no dejar nada en la zona cero? preguntó Mendoza dirigiéndose hacia Hasan y a mi.

- Ni rastro de nuestra presencia. Contesté.

- Bien.

Llegamos al final de pasillo donde había una sala de estar con las mesas y las sillas dispuestas. Las ventanas desde donde antes veíamos la calle estaban absolutamente ennegrecidas.

- Bajemos y no os separéis. Dijo Mendoza abriendo la puerta hacia las escaleras. Yo tenía la sensación de empezar un viaje sin retorno.

- ¿Vamos al parking? Pregunté yo.

- Creo que no Fran- contestó Hasan- van a investigar la zona en la que Héctor detectó algo.

- ¿Para buscar qué?

- Respuestas Fran.

- Yo que pensaba que con una salida era suficiente.

jueves, 9 de julio de 2015

BIG ONE. CAP 25

Sonó el teléfono.

- ¿Diga?

- ¿El jefe de  guardia?

- Sí, soy yo ¿con quién hablo?

- Soy Susana Díez la supervisora de noche.

- Buenas noches Susana soy Marcos Salcedo ¿qué hay?

- Hemos visto salir un paciente de la unidad 7. Dijo sin más introducciones.

Se hizo el silencio.

- ¿Marcos?

- Sí, sí estoy aquí ¿estás segura?

- Completamente.

- ¿Y a donde ha ido?

- No lo sabemos.

- ¿No lo sabéis?

- No Marcos, ha bajado a la primera planta por la escalera y cuando hemos entrado siguiéndole ha desaparecido.

- ¿De golpe?

- Sí, así sin más, se ha esfumado. Hemos mirado por todos lados y allí no estaba.

Se hizo otro silencio.

- ¿Estás segura Susana?

- Pijama naranja y pulserita de colores Marcos ¿Quién lleva eso en el hospital?

- De acuerdo, de acuerdo. Gracias por la información, si necesito algo más te llamaré.

- ¿Aviso a seguridad?

- No, no hagas nada más de momento.

- De acuerdo Marcos, buenas noches. Y colgó el teléfono.

"La puta unidad 7" pensó el doctor Salcedo para sí. Oficialmente era una unidad de ensayos clínicos sin más, pero en realidad no era así. Los pacientes ingresaban de noche y nadie conocía el personal sanitario asignado a la misma, si es que lo había. Aún recordaba la vez que intentó acceder a las historias clínicas de los pacientes de la unidad 7 por el ordenador en menos de 24 horas recibió una advertencia de la dirección médica de que no lo volviese a intentar de nuevo bajo amenaza de expediente. 
Pero no tenía la intención de cargar con el muerto de cualquier problema de la unidad 7, cogió su teléfono y marcó un número nada habitual.

jueves, 2 de julio de 2015

BIG ONE. CAP 24

Llegamos a la zona cero.

- Comed algo, no sé cuando volveremos a hacerlo. Dijo Mendoza.

Nos sentamos y empezamos a comer. Mendoza seguía de pié, allí, mirando una ventana que ya no existía. La oscuridad era total.

- Al menos no nos han quitado el aire. Dijo Hasan mientras iba comiendo frutos secos de una bolsa de plástico.

- Por ahora. Dije yo que me sentía extrañamente tranquilo ahora que finalmente tenía la confirmación a todos mis temores.

- No les des ideas Fran.

Héctor estaba sentado con el ordenador conectado con una serie de cables a un extraño artilugio.

- ¿Qué hace? Pregunté.

- Clonando una banda magnética seguramente ¿Cómo va Héctor?

- Bien creo. El magstripe es de baja coercividad y usa sólo dos pistas, funcionará. Dijo lentamente mirando una tarjeta blanca a la que había adosado una banda negra que iba probando sobre el artilugio.

- ¿Funcionará? Pregunté yo.

- Sí, es un artista de las tarjetas. No le dejes la tuya de crédito créeme. Dijo Hasan.

"Probablemente no me hará falta nunca más" pensé yo. Ni en sueños veía la posibilidad de salir de nuestra ratonera.
Mendoza se puso en cuclillas al lado de Héctor, los dos hablaban en voz baja mientras enfocaban las linternas hacia la tarjeta. Después se pusieron a repasar unos papeles, los planos que Hasan había encontrado seguramente. Finalmente Mendoza se acercó a nosotros.

- Bajaremos todos juntos -dijo- Si han metido coches en el parking es que por allí hay una salida no bloqueada.

Hasan y yo nos miramos, nuestra peor pesadilla se había cumplido, nos dirigíamos directamente a la boca del infierno.

- No me miréis así, si se os ocurre una idea mejor me la decís. Remató.