jueves, 10 de diciembre de 2015

BIG ONE. CAP 44

Entré de nuevo en el bloque de urgencias y me deslicé detrás de los mostradores  del control que había en el centro de la sala. El pequeño éxito de haber conseguido los walkies me había insuflado mucha confianza. Fue entonces cuando me acordé que tenía sed, sólo Dios sabía cuanto hacía que no bebía. Cogí un pequeño recipiente de plástico que había sobre la mesa y entré en uno de los boxes de la derecha, abrí el grifo y bebí de aquella agua clorada como si fuese un manantial. Al momento oí como las puertas del exterior se abrían. Allí estaban, tenía que irme cuanto antes. Al volver a mirar al exterior vi una imagen que me dejó petrificado.

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