viernes, 22 de enero de 2016

BIG ONE. CAP 48

Entré de golpe en uno de los boxes, concretamente en el que habíamos estado inspeccionando Hasan y yo, no había donde esconderse así que me tumbé en la camilla y me cubrí con las sábanas. No tuvieron tiempo de verme, si algo había aprendido aquella noche era a moverme como una serpiente. El Fran que había entrado simplemente ya no existía. A fuera, se oía el movimiento, eran más de uno, no se oían voces, iban abriendo puertas en el otro lado. Yo estaba rígido, respiraba rápido y sudaba a mares, me mantenía aplastado contra la colchoneta para no abultar lo más mínimo, por suerte, las sábanas eran grandes y dobles. Miré hacia abajo para cerciorarme que todos los centímetros de mi cuerpo estaban cubiertos y me acerqué al borde superior de la camilla, estaba hecho un manojo. Si levantasen la sábana me tiraría al suelo e intentaría huir por debajo, una quimera. En aquel momento una imagen me horrorizó, sobre la sábana verde se proyectaba una tenue luz que la traspasaba ¡con las prisas me había olvidado de apagar la linterna! En aquel preciso instante la puerta del box se abrió con un gran estruendo. Me tumbé sobre la linterna instintivamente y dejé de respirar. Pude oír como aquel hombre, o lo que fuese, caminaba por el box, de golpe, puso la mano bruscamente sobre la parte inferior de la camilla pero sólo tocó colchoneta, levantó la primera sábana y yo retraje mis piernas como un muelle.
Me quedé encogido como un feto, ya no tenía escapatoria.

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