jueves, 31 de marzo de 2016

BIG ONE. CAP 56


En el instante en que la ventana cedió un poco Héctor puso una segunda palanca en la parte inferior y empezó a tirar y tirar. La ventana se iba deformando por todas partes menos por el sitio donde se encontraba anclada, finalmente se oyó un gran crujido y la ventana se abrió de golpe. Hasan, que se encontraba literalmente colgado de ella cayó como un saco al suelo pero se reincorporó inmediatamente y de un salto sacó la cabeza al exterior.

- La grúa está un poco más separada de lo que me pensaba pero llegaremos. Dijo volviendo hacia el interior.

La imagen era irreal. La puerta anti-incendio del final de pasillo se abrió de golpe como si fuese de madera hueca y emergió una sombra oscura que se acercaba a nosotros a toda velocidad. Absolutamente todos nos quedamos paralizados intentando interpretar aquella escena surrealista.

- ¡Abortamos, abortamos, nos han descubierto! Dijo Héctor mientras empezaba a retroceder a todo prisa seguido por Hasan que abandonó la bolsa con todas las herramientas en el suelo. Yo me quedé parado buscando a derecha e izquierda mi protegido porque era eso lo que quedamos en hacer ¿no?

- ¿Mendoza dónde estás? ¡Mendoza, Mendoza! Empecé a gritar lanza en mano. Al girarme vi la sombra que cambiaba de carril para dirigirse directamente hacia mí.
Era el momento de salir corriendo cagando leches.

jueves, 17 de marzo de 2016

BIG ONE. CAP 55


Atravesamos el largo pasillo de la planta de hospitalización y bajamos prudentemente por la escalera con nuestras lanzas preparadas como guerreros precolombinos y sobre ellas, atadas con cinta, las linternas. Llegamos sin problema al hall de entrada, a través de los ventanales seguía sin verse el exterior pero las luces de emergencia y la experiencia nos permitían saber exactamente donde estábamos. A veces tenía la sensación de que había vivido siempre en el puto edificio. Descendimos por las escaleras hasta el piso inferior y por una puerta que había detrás de los mostradores de la recepción de consultas entramos en el pasillo. Héctor y Hasan se adelantaron, yo seguía a Mendoza que se desplazaba con bastante dificultad. No se veía nadie por detrás. En el tercer ventanal Hasan sacó las palancas y las apuntaló en las pequeñas ventanas de ventilación. Cómo se había dado cuenta de la existencia de esas ventanas no tenía ninguna explicación más que una memoria fotográfica prodigiosa. Yo apenas sí recordaba la grúa que se alzaba en medio del tragaluz como un dinosaurio del jurásico. Hasan se colgó literalmente de las palancas y la ventana empezó a crujir. Un escalofrío de emoción me recorrió por dentro.

viernes, 11 de marzo de 2016

BIG ONE. CAP 54


Héctor y Hasan trabajaron afanosamente para reconvertir aquello en una lanza maya. Con unos alicates multiusos doblaban las dos perchas superiores haciéndolas confluir en una punta contundente. La base giratoria formada por cinco pies  con ruedas era perfecta para funcionar como un ariete. Héctor nos instruyó en el manejo del ya "ex-palo de suero" como una lanza.

- Intimidamos dos veces con la punta y al retroceder golpeamos con la base de abajo a arriba, así. Dijo mientras  mostraba una destreza inusitada en su manejo.

- Héctor, si salimos vivos de esta nos tendrás que explicar unas cuantas cosas. Dijo Hasan.

El neo guerrero maya sonrió.

- Nos dispondremos en escala donde cada uno será el chimalli del otro.

- ¿Cómo? Preguntó Mendoza.

- Chimalli, escudos. Cada uno protegerá un compañero y a la vez será protegido por otro.

- Tú Héctor debes de ir delante -dijo Mendoza- eres el único que pude detectarlos.

- Yo iré detrás de ti Héctor -dijo Hasan- y juntos forzaremos la ventana.

- Será un honor protegerte Mendoza. Dije yo poniendo mi mano sobre su hombro.

- El honor será mío Fran. Desde el primer momento supe que no nos fallarías. Eres igual que tu padre.

La afirmación de Mendoza, esta vez sincera como ninguna, me emocionó y sorprendió a la vez ¿Qué sabía él de mi padre?

- Bajaremos por la escalera delantera hacia el hall y por la escalera frontal al -1. Como más despejado esté mejor los veremos a venir si nos atacan. No quiero que nos cojan por sorpresa como en el parking. En la -1 nos pondremos en fila hasta que hayamos abierto la ventana. Subirá primero Hasan para inspeccionar, después tu Fran y nos quedaremos vigilando Héctor y yo. Dijo Mendoza con determinación.

- No estoy de acuerdo Mendoza, tu pierna está fatal y tú tendrías que subir el primero.

- por eso mismo Fran, si alguno tiene que quedarse que sea yo. Soy el que tiene menos posibilidades y en definitiva soy el que os ha metido en este lío.

- Pero... Dijo Héctor antes que Mendoza le interrumpiera.

- No me discutáis, por favor, ahora no.

- De acuerdo jefe -dijo Hasan- En formación y a por ellos.

jueves, 3 de marzo de 2016

BIG ONE. CAP 53

- Les hemos perdido la pista jefe.

- Buscadlos en los pisos superiores, no pueden andar muy lejos. Dijo desde el teléfono negro mientras paseaba nerviosamente por la terraza sin soltar la copa de coñac que le había acompañado toda la noche.

- El batab tiene orden de no ir allí jefe.

- Lo sé. Dale una nueva orden. No habrá límites en todo el edificio.

- De acuerdo, pero son hábiles. Se repliegan con sentido. Seguro que tienen establecido un punto de reunión.

- Pues tendedles una trampa y seguidles.

- Sí jefe, pero no será fácil. Los celayotls deben aún de actuar cerca del batab.

- Lo entiendo pero no tenemos mucho tiempo, no tardará en amanecer.

- Tenemos tiempo suficiente jefe, los llevaremos hacia la trampa, parecerá un desgraciado accidente.

- Otra cosa.

- Diga jefe.

- Salvad a su batab, me interesa.

- Será difícil jefe, no se separa de ellos.

Se hizo un silencio en el que aprovechó para beber un trago. No era fácil encontrar una solución final sin provocar un escándalo de consecuencias imprevisibles e irreparables. Por otra parte le excitaba la posibilidad de tener un batab naif, original, real ¡en pleno siglo XXI!

- Lo entiendo. Mantenedme informado, comunicación constante. Según lo que pase ya decidiré.

- A la orden. Corto.

Dejó el teléfono negro sobre la mesita "parecerá un accidente, un desgraciado accidente" ¿Dios, cómo podía llegar a ser tan frío este hombre? "Ellos" se lo hicieron llegar vía contacto con los servicios secretos españoles "Tiene carta blanca, seguirá sus órdenes, no le dará ningún problema, usted no se preocupe de nada, sólo de las inducciones" le dijeron. Y así fue. Cuando entró aquel ladrón de cable él lo solucionó sin ningún aspaviento, sin derramar ni una gota de sangre, incluso le cambiaron la ropa para parecer un homeless sin más. No fue difícil convencer a todo el mundo, la terrible crisis había vuelto normal la imagen de gente sin casa y sin nada intentando ocupar un de los tantos edificios abandonados y pereciendo por ello. Apareció un pariente lejano de aquel hombre y "Ellos" lo solucionaron rápidamente porque dinero no les faltaba. Cuando pregunté por su muerte me contestó lacónicamente " la gente muere" Pero ahora todo era distinto, eran cuatro personas jóvenes y desde luego no parecían simples ladrones de cobre. ¿Porqué habían entrado? ¿Qué buscaban allí dentro con tanta determinación?

Esta vez decidiría él y no dejaría que su eficiente ayudante tomase las riendas. Miró al cielo y levanto su brazo derecho.

- Doctor Wilson ilumineme.