viernes, 6 de mayo de 2016

BIG ONE. CAP 60


Nos levantamos de golpe y preparamos nuestras lanzas atando fuertemente las linternas sobre ellas. Me invadió unas ganas terribles de llorar, me sentía agotado y a la vez incrédulo ante la terrible evidencia de que ya no teníamos opciones reales. Una vez atada la linterna preparada con pilas nuevas empecé a dirigirme al pasillo lateral.

- Por aquí no Fran, es una ratonera. Por el pasillo del medio.

Mendoza tenía razón. Así fue como acabaron con el vagabundo o lo que fuere, lo acorralaron en el muro de división de los dos edificios y no tuvo más remedio que huir por la zona del láser donde lo frieron. Además, si nos teníamos que enfrentar que fuese a campo abierto. La cercanía de nuestro desenlace me hacía verlo todo claro. Yo lo vivía con una extraña y a la vez sorprendente paz interior. ya no sentía temor, sólo rabia.
Salimos al pasillo, al fondo dos sombras se pusieron a correr al vernos. Se adivinaba por el brillo rojizo de sus brazos que estaban en estado de máxima activación.

- Rápido por la escalera y al hall de entrada. Dijo Héctor agitando la lanza.

Llegamos otra vez hasta el hall de entrada.

- ¡Mirad! Dijo Hasan señalando los ventanales frontales.

Se podía adivinar la luz exterior como si la capa que la ennegrecía fuese diluyéndose.

- La capa líquida está desapareciendo, pronto todo volverá a la normalidad. Dijo Héctor.

- Esto no nos salvará. Dijo Mendoza.

- No. Tienen que acabar con nosotros y dejarlo todo a punto para cuando amanezca. Dijo Hasan.

- Al menos podremos haber visto nuestro mundo antes de morir. Dije yo.

Nos miramos todos posiblemente por última vez. Hasan se acercó y me abracé fuertemente con él.

- Me alegro de haberte conocido amigo. Le dije con voz temblorosa y lágrimas en los ojos.

El no pudo pronunciar palabra y se limitó a asentir con la cabeza y acariciarme el rostro.

- Pongámonos en círculo y esta vez no nos separemos bajo ningún concepto -dijo Mendoza- No tardarán en llegar y tenemos que saber por dónde.

Nos dispusimos en semicírculo con las lanzas preparadas apuntando hacia delante y hacia ambos lados, con el mostrador del hall a nuestra espalda para cubrir la retaguardia.
Al final del pasillo de nuestra derecha aparecieron los dos celayolts que nos seguían. Héctor levantó su brazo derecho y el espiral enrojeció.

"Aquí os esperamos"

No hay comentarios:

Publicar un comentario